Aunque ya hemos hablado de los frutos secos en otra ocasión, hoy nos centramos en la castaña, un fruto típicamente otoñal, la castaña.
Aunque se pensaba que la castaña era originaria de Oriente y se introdujo en Europa durante la época de los romanos, estudios actuales confirman que los castaños ya se cultivaban en el continente en esos tiempos. Algunas referencias de la literatura sitúan la castaña hacia el siglo V a.C. en Grecia, aunque no fue hasta cinco siglos después cuando se extendió por Francia y España
El valor energético de la castaña es menor al del resto de frutos secos, el contenido en grasa es muy bajo, (3%), mientras en el resto de frutos secos es alrededor del 50%. Por el contrario, la cantidad de hidratos de carbono es mayor que en el resto de frutos secos. El contenido en agua de la castaña supone más de la mitad de su peso. Además la castaña aporta nutrientes reguladores como los folatos y el potasio.
Debido a su composición la castaña tiene las siguientes propiedades: